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Stella y Carolina

OJEADA AL PASADO

OJEADA AL PASADO

RELATO AUTOBIOGRÁFICO OJEADA AL PASADO.  

 

                                           Esta historia comienza en l970, en el Instituto Nuestra Señora   del Rosario de Godoy Cruz,  pertenecía a la congregación de los padres capuchinos, en Mendoza.

 

                                           En realidad, asistí a él desde segundo grado de la escuela primaria y aunque lo conocía, hubieron cambios a los que tuve que adaptarme, como el que a partir de ahora el cursado sería en la mañana, mixto, distintas materias y profesores.

 

                                             Me gustaría destacar que el colegio estaba creciendo, en l969, se habían comenzado las obras de construcción sobre el ala Este de lo que sería el secundario. Estábamos contentos porque todo era “a estrenar”, las amplias aulas, los flamantes bancos, los baños y un salón de actos. El exterior siguió igual, amplios patios embaldosados y un pequeño parque cerrado con un alambrado para separar la Parroquia, la casa de los sacerdotes del colegio. Se comunicaba por una puerta que permanecía abierta los días que asistíamos a misa o para confesarnos.

 

                                              Éramos la “primera promoción”, esto a veces nos enorgullecía, otras no tanto, porque casi siempre nos ponían como ejemplo, bueno o malo, delante de toda la escuela.

 

                                              Así, cada año el colegio crecía, pero llegaron dificultades económicas, por lo que se hablaba de aumentar la cuota, la mayoría de nosotros venía de familias trabajadoras, de clase media. En lo personal, mis padres hacían un gran sacrificio para poder mandarme a un colegio privado.

 

                                                 Como ninguno quería dejar el colegio, ofrecimos hacer nuestro aporte, que podríamos conseguir de lo recaudado en rifas, en bailes que hacíamos en el salón, claro que antes tuvimos que convencer a las autoridades para que nos lo prestaran. Ya se imaginarán que habían condiciones que cumplir, como devolverlo limpio, el horario era de 2l,00 a 02,00 hs.de la mañana, si bien podían haber luces de colores, en el centro del salón debía mantenerse la luz normal. También exigían la presencia de algunos padres. También improvisábamos un guardarropa, donde cobrábamos por prenda.

 

                                                  Otro modo de recaudar dinero, era limpiando los parabrisas de los autos de quienes asistían los domingos a misa de l0,00 y 11,00 hs., por supuesto no faltaba la feria de platos.

 

                                                   Todo lo que recaudábamos se destinaba al equipamiento de las aulas, especialmente máquinas para “Mecanografía”, el esqueleto y otras piezas para “Anatomía”, entre otras cosas.

 

                                                    Todo esto que hacíamos nos dio un sentido de pertenencia al colegio, lo cuidábamos y lo queríamos.

 

                                                     De los profesores, como todo estudiante, tengo buenos y no tan buenos recuerdos.

 

                                                      Las horas de “Merceología” , eran una tortura, porque el profesor sólo se paraba frente a nosotros, con libreta de calificaciones en la mano, sacaba del bolsillo interior del saco del traje, una lapicera y con una cara burlesca y hasta casi sádica, paseaba su mirada por la lista y esbozando una sonrisa llamaba a lección. En las primeras clases cuando decíamos que no habíamos entendido algo, él desarrollaba esas complejas y largas fórmulas y explicaba con las mismas palabras del libro, para luego seguir tomando lección, cinco minutos antes del timbre daba las páginas a estudiar para la siguiente clase. Era difícil aprobar, pero lo lográbamos estudiando de memoria y con la ayuda del machete.

 

                                                       En “Contabilidad”, las profesoras, obviamente eran contadores,  me gustaba tanto que me la llevé a rendir en 1°, 3° y 5° año, pero nunca iba sola, a esa instancia llegábamos muchos. El profesor del último año, también contador, entraba fumando al curso, se sentaba, indicaba la página del libro y comenzábamos con la lectura de la teoría y luego la resolución de ejercicios, si había dudas las aclaraba, luego se ponía a leer el diario y seguir fumando, invierno y verano teníamos que abrir las ventanas ya que éramos cuarenta alumnos y una “chimenea”, apodo que se ganó.

 

                                                          De “Castellano”, recuerdo a la profesora que se anunciaba desde la galería por un rítmico chancleteo de sandalias, que las bautizamos “canoas”. Sus clases no salían de lo común, analizar oraciones, conjugar verbos..., nos hacía pasar al pizarrón, cosa que a mi me hacía poner colorada como un tomate, pero igualmente me llamaba todas las clases, porque decía que así se me pasaría la vergüenza. A pesar de esto, me gustaba la materia, porque escribíamos cuentos y poesías.

 

                                                           En cuarto año tuvimos “Literatura” con el profesor Aldo y en Catequesis a Marta, cuando llegaron al colegio estaban de novios, a mitad de ese año se casaron y nos invitaron a la ceremonia religiosa que se hizo en la Parroquia. Esta materia me gustaba porque participábamos leyendo obras como “Platero y yo”, de J.R. Jiménez; “El Alhajadito”, Miguel Ángel Asturias, ambos de Editorial Losada, aún hoy los conservo, al igual que “Facundo”, D.F.Sarmiento, Ed. Losada, con el que me premiaron por “asistencia perfecta” en segundo año. Después que cada alumno leía en voz alta un párrafo, el profesor guiaba haciendo aclaraciones y analizábamos juntos la obra.

 

                                                             En aquella época nos obligaban a comprar y llevar todos los días el “mataburro”, o sea, el diccionario, era útil para consultar en todas las materias. Distinto es ahora, que los chicos van a buscarlo a la biblioteca, especialmente para las horas de lengua.

 

                                                              A Marta, Aldo y a la profesora de Educación Física, que también se llamaba Marta, son los que recuerdo con mas cariño, porque se brindaban afectuosamente, se interesaban por nosotros no sólo en lo pedagógico, sino también contábamos con ellos para tener charlas sobre otros temas, que aunque eran tratados en la hora de catequesis, podíamos hablarlos, incluso llevaban médicos para que les consultáramos las dudas que teníamos sobre sexualidad, que era un tema tabú.

 

                                                               Además, eran los que en sus horas teníamos un poco más de libertad, porque la disciplina era bastante rígida, como en la formación en el patio, yo era la primera de la fila y siempre el director nos decía: “quiero ver una sola cabeza”, debíamos tomar distancia, brazo extendido sin tocar el hombro del compañero. Cuando tocaba el primer timbre debíamos quedarnos en silencio y luego al segundo timbre ir a formar. El uso del uniforme también era obligatorio, como actualmente en los colegios privados, aunque controlaban más el largo de la falda, la bincha, el maquillaje y las uñas en el caso de las chicas y el pelo corto y sin barba en los varones.

 

                                                                Aunque no nos gustaba mucho esta disciplina, no la cuestionábamos, ya que debíamos entenderla como que estábamos recibiendo una educación integral para “ser personas correctas, hombres y mujeres para el futuro”.

 

                                                                 Después de varios años, aunque trabajo en la docencia, me encuentro estudiando el Profesorado de Lengua y Literatura, no sólo porque me gusta, sino también por considerar que hay que saber educar en lo conceptual, en lo procedimental y en lo actitudinal, para usar términos actuales.

                                                       

UNICA HIJA MUJER

UNICA HIJA MUJER

 

Práctica e Investigación Educativa II   

 Carolina Lerena2006 

 Biografía   

Única hija mujer, tengo dos hermanos varones, uno mas grande que yo y el otro mas chico, en el año 1988 comencé mis estudios secundarios, mis padres tenían plena confianza en mi, claro que en aquella época mi  hermano mas grande ,Pablo, ya había sido abanderado de la escuela primaria y en los tres años que llevaba de secundario nunca se había llevado una materia un “chico brillante” como decía mi mamá, mi hermano mas chico había sido elegido ese año entre los diez mejores promedios de la escuela, supongo que mis padres pensaron que ahora en la secundaria era el tiempo de lucirme, pero a mi entender no lo pude realizar.  Comencé el secundario en una escuela llamada “San Pablo”  colegio técnico industrial y religioso al mando de curas venecianos, en primer año me fue bastante bien, solo me lleve cuatro objetivos (así se llamaba en aquella época)  y los logré sacar en diciembre, luego de eso vacaciones. En cuanto a mis compañeros no me terminaba de convencer, era muy elitista, Luján era.. Es un pueblo muy cerrado con costumbres a las que nunca me pude acostumbrarSufrí mucha ya que si uno no cumplía con ciertos requisitos era discriminada por gente que uno ahora ve en la calla  y no son nada ni siquiera pudieron terminar el secundario, pero bueno recién con 31 años me pude dar cuenta de eso y asumirlo, pero en su momento fue muy duro. 1989 segundo año, ya me gustaba eso de ir a la escuela, ya conocía un poco mejor a mis compañeros y a mis profesores, me llevé un montón de objetivos y los saqué a todos en diciembre, lo único negro de segundo año fueron dos días de suspensión por escaparme del curso e ir a tomar un café al buffet en la hora de química con la profesora chola, una profesora que tuvo su merecido aplauso por parte de toda la escuela cuando apareció en setiembre con pantalones negros, haciendo contraste con los de color naranja que había llevado durante todo el año, fue un año tranquilo y divertido. 1990 tercer año, nuestro colegio tenia una formación religiosa, de hecho teníamos religión todos los años, religión III tuvimos con el hermano Ivo López Arena un cura que a mitad del ´90 paso de ser el rector a ser el director del colegio, a él lo teníamos ese año de profesor de religión, ese año no me fue tan bien me llevé 27 objetivos a diciembre y mis primeras tres materias  a marzo, en cuanto conducta? 2 días de suspensión y 10 amonestaciones, pero volvamos a la religión al cura se lo ocurrió dar educación sexual y todas las clases desde principio de año nos torturaba con preguntas muy fuera de lugar como por ejemplo levanten la mano para ver ¿Quién de los que esta acá se masturba? Nuestro asombro era terrible al ver mis compañeros levantando la mano nos invadía una vergüenza atroz y así miles de preguntas fuera de lugar, un día cansada de los comentarios y de las preguntas, al repetir sus preguntas desubicadas me paré en medio de la clase y le dije ¿ a ver porque no nos cuenta usted si se masturba? Resultado: me echaron del colegio, solo me dejaron rendir las tres materias que tenía para marzo, matemática, física y química con la condición de hacer cuarto año en otra escuela, todavía recuerdo estar rindiendo dentro del curso y mis amigas afuera sentadas en el patio rezando el rosario para que yo saliera bien, pero no surtió efecto, no saque ninguna de las tres materias y repetí, pero entre a un colegio bachiller en donde me quedaron matemática y físico-química y automáticamente pase a 4° año sin repetir, fue la mejor excusa para salir de ese colegio que yo odiaba, en realidad no odiaba al colegio sino a la gente que lo rodeaba, en 1991 entré al colegio Almirante Brown, éramos pocos en el curso, solo 20  y todos por diferentes motivos habíamos entrado ese año al colegio, éramos todos nuevos, personas que realmente valían la pena, simples, sencillas, amables, en su mayoría muy buenas personas, 4° año fue tranquilo, no me lleve ninguna materia ese año tuve buena relación con los profesores, directivos y sobre todo con mis compañeros, fue un año tranquilo sobre todo para mis padres. Y llego 5° año ahora si el verdadero desastre, echaron el primer mes de clase a 3 de mis compañeros, porque los profesores vivían quejándose de nosotros, recuerdo a la profesora de lengua y literatura, pobre mujer, entraba al curso y se escuchaba con coro casi silencioso la canción de los “Locos Adams” claro que con el apodo de Morticia Adams no podía zafar de ninguna manera de la canción, la volvimos loca, a tal punto de incendiarle el cuaderno de notas, lo que nos valió nuestras primeras amonestaciones colectivas, y luego vinieron 8 y 8 mas y así sume 21 amonestaciones, no menos que mis compañeros, hablando de ellos, éramos todos re-unidos, salíamos a bailar los jueves, en cuanto a materia no me lleve muchas, lengua y literatura, educación física porque el examen final era correr la maratón de “otoño por la vida” y corrimos la primer parte, la profesora nos vio en la largada y en los portones del parque y de ahí nos fuimos con mis compañeras a Sopelsa a tomar un helado, llegamos a las 6 de la tarde a la llegada, pero no encontramos a nadie, ya habían desarmado todo, le dijimos a la profesora que una compañera se había descompuesto y todas la habíamos acompañado y la profesora preguntó ¿A dónde a sopelsa? Resultado: educación física a diciembre. Teníamos por costumbre salir a bailar los días jueves, una de las noches se nos ocurrió pasar por el colegio y pusimos una llave en la cerradura con masilla epoxi y trabábamos la entrada a la escuela llevábamos el bolso de la escuela cargado con malla y merienda e íbamos a la pileta de un compañero toda la mañana, segundo jueves, segundo día de pileta, tercer jueves vinieron los bomberos y tiraron la puerta abajo, entraron los alumnos a la escuela y nosotros, 3° año tuvo que dar explicaciones de porque tenia en sus mochilas mallas, gaseosas, etc y no las cosas del  colegio por supuesto siempre le  ocurría algo a alguien. En setiembre nos fuimos de viaje de egresados y la relación con mis compañeros se afianzo mucho mas, en cuanto estudio bastante bien ese año y en diciembre terminamos la secundaria y seguimos durante un tiempo juntándonos los jueves como era de costumbre hasta que pasados dos años falleció Pablo uno de mis mejores amigos, creo que ese fue el momento de quiebre y separación con mis compañeros, ya nada era lo mismo y hace años que ya no nos juntamos. Después del secundario elegí estudiar arquitectura y con dos años aprobados abandoné y me recibí a los 3 años de diseñadora de interiores, luego estudie profesorado de portugués y actualmente estoy trabajando en escuelas, en polimodal y en CENS como proyecto, y estoy estudiando la carrera de profesorado de lengua y literatura.

bem-vindos a tudos!!!

QUIEN NO!!!

Somos Stella y Carolina, hoy estamos de turistas en blogia, nos imaginamos mañana estar allá.